Mohenjo-Daro, un vestigio atomico de la antigüedad

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Los restos de esta antigua ciudad se encuentran en la actual Pakistán y representaba uno de los centros principales de la civilización del valle del Indo, con la particularidad de haber surgido de repente, ya que los arqueólogos a la fecha no han encontrado rastros claros de haber evolucionado a partir de comienzos primitivos.

Las ruinas de esta ciudad demuestra haber contenido bastante más de un millón de personas, por ello contaba con un sistema de planificación con calles rectas y bloques rectangulares, así como las calles principales anchas como las avenidas modernas, donde destacan baños públicos “calientes”. Pero para continuar con el avance tecnológico urbano Mohenjo-Daro contaba con una

red de canales, tuberías y alcantarillas, que poseían mirillas de inspección, ingeniosamente concebidas.

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Esta ciudad disfrutó de un sistema de drenaje eficaz y un suministro de agua por tuberías de alta eficiencia, con tubos y desagües ubicados por debajo de cada calle, así como también contaba con un sistema de aguas residuales en cada casa, tan bueno como el de nuestros días.

Las joyas, anillos, pulseras y collares eran de oro, plata y marfil, encontrados en ataúdes de plata muy elegantes y tan altamente pulidos que podrían haber sido realizados como una pieza de joyería. Las transacciones comerciales se registraban y se mantenían estadísticas.

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Esqueletos radiactivos

Uno de los datos más destacados de esta antigua civilización es que sus ruinas junto con las de la ciudad de Harappa son extremadamente radiactivas, condición que desconcierta al conocimiento científico actual. Prácticamente nada se sabe de su historia, con la excepción de que ambas ciudades fueron destruidas pronto. En Mohenjo-Daro, se puede observar claramente un epicentro de 150 pies de ancho, donde todo se cristalizó, fusiono o fundió, lo que indica una explosión.

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Las excavaciones hasta el nivel de la calle revelaron 44 esqueletos esparcidos, como si la fatalidad les hubiera acaecido tan de repente que no pudieron llegar a sus casas. Todos los esqueletos quedaron literalmente aplanados al suelo, siendo uno de los cuadros más desgarradores encontrados, el de una familia compuesta por un hombre, una mujer y un niño aplastados en la calle, boca abajo y tomados de las manos.

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Se ha afirmado que los esqueletos, después de miles de años, siguen estando entre los más radiactivos que se han encontrado nunca, comparados con los de Hiroshima y Nagasaki. Continuaremos con esta fascinante historia en sucesivos artículos.

Imagen: MF

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