Einstein obtuvo su ciudadanía de los Estados Unidos en 1940 y hasta ese momento, ya había estado en el país por más de siete años, llegando a obtener la residencia permanente en 1933, cuando Hitler llegó al poder y Alemania comenzó a convertirse en un lugar terrible para los académicos e intelectuales judíos. En un primer momento fueron empujados de puestos en las instituciones del Estado y las universidades.
Por algún tiempo las autoridades alemanas trataron de desarrollar la teoría de la relatividad, creada por Einstein pero no funcionó. Teniendo en cuenta que Einstein era tan famoso en su tiempo como lo es ahora, por lo tanto la gente estaba al tanto de sus logros. Sin embargo el gobierno alemán trató de prohibir la
enseñanza de la teoría por completo, llegando a destituir a todos los físicos que se negaron.
Por último trataron de arruinar el nombre de Einstein ante la sociedad generando un movimiento anti-Einstein, encargado de publicar documentos burlándose de los titulares sobre su traslado a Estados Unidos. Las cosas se pusieron mucho más tensas cuando un grupo de personas comenzó a conspirar activamente con la intención de matar a Einstein.
Aunque nunca llegó más allá de la etapa de conspiración, el grupo hizo bastante público su odio a Einstein y sus planes, llegando a llamar la atención internacional. Como lado positivo de la historia, el hombre que incitaba activamente a los demás a matar al científico más famoso de la época fue capturado y condenado. El lado negativo es que solo fue multado con el equivalente a unos seis dólares.
